En el proceso creativo, Hermman von Helmholtz describió en tres etapas la gestación de una idea: saturación, incubación e iluminación. Posteriormente, Henri Poincaré añadió una cuarta etapa, la verificación.
Generar una idea novedosa, tal como la respuesta correcta a un problema que aun no tenía solución, es un proceso lento que generalmente cumple con las cuatro etapas antes mencionadas. La etapa que más tiempo requiere es la de la incubación de la idea, lapso que puede ser muy prolongado. Murray Gell-Mann, Premio Nobel de Física, se pregunta (pp 284) ¿puede acelerarse o eludirse la incubación?
Hacia 1970 formé parte de un pequeño grupo de físicos, biólogos, pintores y poetas reunidos en Aspen, Colorado, para debatir sobre la experiencia de la gestación de ideas creativas. Cada uno de nosotros describió un episodio referente a su propio trabajo. Yo elegí el del lapsus durante mi charla en Princeton [se refiere a una conferencia donde Gell-Mann explicaba que cierto valor no podía ser solucionado; intentó ejemplificar la incapacidad con el valor más prometedor pero erróneo; el problema es que se equivocó al expresarlo y el error era la solución correcta que identificó de inmediato].
Los relatos mostraban una notable concordancia. Todos habíamos encontrado una contradicción entre el modo establecido de hacer las cosas y algo que queríamos llevar a cabo [...]. En primer lugar, habíamos trabajado durante días, semanas o meses, meditando sobre las dificultades del problema en cuestión e intentando solventarlas. En segundo lugar, había llegado el momento en que, aunque siguiéramos dándole vueltas al asunto, era inútil seguir pensando. En tercer lugar, de modo repentino, mientras paseábamos en bicicleta, nos afeitábamos o cocinábamos (o por una equivocación, como en el ejemplo descrito por mi), se presentaba la idea crucial. Habíamos salido del atolladero en que nos habíamos metido [...].
En cualquier caso, entre la fase de saturación y la de iluminación siempre transcurre un intervalo de tiempo apreciable que puede considerarse como un período de incubación, tanto si pensamos intensamente sin ser conscientes de ello como si solamente algún perjuicio pierde gradualmente su capacidad para dificultar el hallazgo de la solución [...].
¿Es necesario pasar por un período de incubación? ¿Puede acelerarse o eludirse esta etapa de modo que no tengamos que esperar tanto para que acuda la nueva idea indispensable?
En las páginas siguientes de su libro, Gell-Mann deja entrever que si: Hacer inestable la situación para que evolucione con mayor facilidad!
Torito! Con la inestabilidad antes mencionada ¿Como se puede construir una respuesta si no se tiene alguna pregunta?
Ayuda contra el embate de El Torito! ... Lo que Gell-Mann intenta explicar en resumen es lo siguiente:
Un espacio topológico tridimensional de crestas y valles que representan estados de conocimiento, donde las ideas fluyen hasta lograr un equilibrio en reposo --el fondo de los valles-. Inducir a las ideas a fluir hacia otros estados implica aplicarles adecuados nuevos enfoques e información; o mediante fuerza bruta, al contaminarlas de manera sistemática o aleatoria, haciéndolas inestables, hasta que la idea logre un cambio de estado: nuevo conocimiento.
¡Muy sugerente y abstracto! Este hiperespacio me recuerda el concepto de nicho ecológico iniciado por Joseph Grinnell.
Torito! ¿Como se puede ocupar un nuevo nicho ecológico, si el nicho vacío no existe?
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del libro que actualmente leo:
Gell-Mann, Murray. 2003. El quark y el jaguar. Aventuras en lo simple y lo complejo. Colección Metatemas. 4ª. Edición. Tusquets Editores. 413 pp.
[entrada publicada originalmente el 27-11-2007 21:00 en Yahoo! 360]
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