Sobre la madre de todas las extinciones, la Extinción Masiva del Pérmico-Triásico (de hace ca. 250 millones de años; con la extinción del 95/70 % de las especies marinas/terrestres, respectivamente):
«La vida no se autoperpetúa y autorregula como alguna vez se ha sugerido. Estas arqueas [Methanosarcina[1]] casi terminan [extinción del Pérmico-Triásico] con el resto de la vida terrestre [y] la Tierra volvió a estar bajo el reinado de los microbios. Fue la misma vida la que provocó la extinción, siendo esta, por tanto, no tan estable como creíamos. [...] No hay plan maestro, no hay objetivo, no hay propósito, sólo lo contingente --lo posible- parece controlar una existencia impredecible» [2]
El anterior indica que se debería plantear la posibilidad de qué, si nos equivocamos en la correcta interpretación del calentamiento global actual; y si sus efectos actuales fueran similares a los antiguos efectos en la extinción del Pérmico-Triásico, entonces, por la cadena de eventos ocasionados, nos vamos a extinguir todos y todas las especies, a lo largo de un millón de años.
La Tierra no tiene un seguro (válido por un millón de años contra nuestras barbaridades) que proteja y mantenga la vida tal y como la conocemos. Lo único que podemos hacer --con eco de un millón de años- es intentar no equivocarnos hoy. Si nos equivocamos, el Antropoceno finalizará como Antropo-pérmico, y luego...
«Durante largo tiempo la Tierra sólo [será] un páramo desértico dominado [nuevamente; por tercera ocasión] por los hongos» [3]
Torito! Sin humanos para siempre; y entonces la vida se abrirá camino con lo que hay... por otros 250 millones de años. Realmente ¿es equivocado ocasionar una mega-extinción?
Benton, Michael J. 1986. The evolutionary significance of mass extinctions. Trends in Ecology and Evolution, 1(5): 127-130. // Reprints
Benton, Michael J. and Richard J. Twitchett. 2003. How to kill (almost) all life: The end-Permian extinction event. Trends in Ecology and Evolution, 18(7): 358-365 doi:10.1016/S0169-5347(03)00093-4.
Erwin, Douglas H. 2001. Lessons from the past: Biotic recoveries from mass extinctions. Proceedings of the National Academy of Sciences, 98(10): 5399-5403 doi:10.1073/pnas.091092698.
Jablonski, David. 2005. Mass extinctions and macroevolution. Paleobiology, 31(2): 192-210 doi:10.1666/0094-8373(2005)031[0192:MEAM]2.0.CO;2.
Pavé, Alain; Jean-Christophe Hervé and Claudine Schmidt-Lainé. 2002. Mass extinctions, biodiversity explosions and ecological niches. Comptes Rendus Biologies, 325(7): 755-765 doi:10.1016/S1631-0691(02)01491-9.
Raup, David M. 1994. The role of extinction in evolution. Proceedings of the National Academy of Sciences, 91(15): 6758-6763. // Abstract
Rosenzweig, Michael L. 2005. Avoiding mass extinction: Basic and applied challenges. American Midland Naturalist, 153(2): 195-208 doi:10.1674/0003-0031(2005)153[0195:AMEBAA]2.0.CO;2.
[1] Rothman, Daniel H.; Gregory P. Fournier; Katherine L. French; Eric J. Alm; Edward A. Boyle; Changqun Cao and Roger E. Summons. 2014. Methanogenic burst in the end-Permian carbon cycle. Proceedings of the National Academy of Sciences, Early Edition doi:10.1073/pnas.1318106111.
Sahney, Sarda and Michael J. Benton. 2008. Recovery from the most profound mass extinction of all time. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 275: 759-765 doi:10.1098/rspb.2007.1370.
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[2] neofronteras: Último resultado sobre la extinción del Pérmico // Link
[3] wiki: Extinción masiva del Pérmico-Triásico // Link
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